Los demonios abandonan el letargo y cargan con una fuerza aterradora, el mundo se derrumba ante tus pies y la fantasía se tiñe de oscuridad. La sangre hierve bajo la venas, y es entonces cuando tu cuerpo te grita que lo dejes salir. Que incluso el más oculto de los secretos pide libertad y no es hasta que la consigue cuando el alma reposa.
Y entonces todo vuelve a la normalidad, el color vuelve a teñir sus mejillas y el tiempo se detiene en cada susurro.
Que grano a grano se puede crear una montaña como a parpadeos una eternidad y yo hace demasiadas eternidades que guardaba esto.
Hay que dejarlo ir. Esos gritos y ese dolor.
ResponderEliminarMe encanta(:
abrazos ( de oso )
Después de la tormenta siempre llega la calma.
ResponderEliminarPrecioso texto.
Es necesario soltarlo todo.
ResponderEliminarGritar, correr, descargar.
Es lo que nos mantiene en ritmo