La acera cubierta por un manto blanco helado, y una chica caminando a paso acelerado sobre la nieve. Iba cubierta con varias capas de ropa y una bufanda verde que abrazaba su cuello y parte de la boca. Lo único que era completamente visible era su pelo rojizo que ondulaba en el aire y sus ojos verdes con pequeñas motas marrones. Tenía una sonrisa alegre, pero en cada parpadeo gritaba desesperación. Había conseguido levantarse y salir a la calle a andar sin rumbo, dejando el frío y los problemas atrás a cada paso que daba.
Sabía que no podía dar vuelta atrás, que el daño era irreparable, que podía volver a pegar los trozos de su alma mil y una veces pero siempre quedarían grietas. Y es por eso que desde entonces se cae el menor número de veces posibles. O al menos lo intenta.
si eso que entierre los trozos bajo la nieve, que con el frío el alma dejará de sufrir, y mientras espera a la primavera que se deje llevar, que todo ya volverá a ir mejor.
ResponderEliminar(saludos)
Adoro que los comentarios sean planetas, es el nombre con el que muchas veces me refiero a los ojos moteados como los de esta chica equilibrista.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta la imagen de este texto.
ResponderEliminarY la imagen que transmite el propio texto.
Un abrazo,
Agnes
Un vendaval de palabras.
no estoy segura de que funcione salir a andar sin rumbo y basar tu defensa a las grietas en no derrumbarse.
ResponderEliminarAl menos creo que espero que no lo haga.
A veces escapar es la manera de encontrarnos.
ResponderEliminarUn saludo, un gusto volver a leerte.
¡Hola! Me ha encantado la entrada y el blog en general :) Me encanta la imagen :3 Si quieres pásate por mi blog y echa un vistazo rápido. Besos :D
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